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Publicado en Estrategia
Miércoles, 26 de Marzo del 2025

Pensar la estrategia de forma ágil: más allá de los planes rígidos

Pensar la estrategia de forma ágil: más allá de los planes rígidos

Hace un par de años, cuando recién me mudé a Argentina, tuve la oportunidad de colaborar como voluntaria en una organización social. Uno de los desafíos más urgentes era mejorar la recaudación de fondos, un problema persistente en la organización.

El diagnóstico inicial reveló un problema más profundo: la falta de estrategia y, sobre todo, la ausencia de una visión compartida entre los directivos. Cada área trabajaba en su propia dinámica, enfocándose en lo operativo sin cuestionar el impacto global.

Pienso que dichos resultados, movieron por un momento el avispero. El presidente impulsó la creación de un plan estratégico, lo cual me pareció un paso acertado en un principio. Sin embargo, el proceso se convirtió en la imposición de un plan predefinido, sin diálogo ni compromiso real. ¿El resultado? Un documento más que terminó en el archivo, sin influir en las decisiones clave.

 

Cuando la estrategia se vuelve un trámite

 

Este no es un caso aislado. En muchas organizaciones, la planificación estratégica es un ritual anual que toma semanas, puede involucrar consultores externos y rara vez cuestiona si realmente se están alcanzando los objetivos. Al final, se produce un documento que, más allá de justificar los recursos requeridos por cada área, tiene poco impacto en la toma de decisiones.

Lo curioso es que los altos directivos, quienes deberían participar activamente en el proceso, suelen estar presentes solo en la apertura, validan ciertas ideas y luego desaparecen, dejando la estrategia en manos de equipos operativos sin poder de decisión real. No es casualidad que muchos CEOs sean escépticos sobre estos procesos. Como señalan Mittal y Sridhar (2021), algunos líderes los consideran "un juego del staff" o "una pérdida de tiempo y dinero".

Lo cierto es que, a pesar de las críticas, la mayoría reconoce que la estrategia es crucial. Entonces, el problema no es la planificación en sí, sino cómo se aborda.

 

Hacia una estrategia más ágil y colaborativa

 

No es novedad que vivimos en un mundo de cambios acelerados y desafíos complejos que no pueden resolverse de forma individual. A nivel organizacional, estos cambios siguen transformando la forma en que operamos. Los modelos jerárquicos están cediendo espacio a estructuras más colaborativas y en red.

No podemos seguir pensando la estrategia desde metodologías rígidas, desconectadas de la realidad y carentes de compromiso colectivo. Para lograr un impacto real, necesitamos activar la creatividad, fomentar la colaboración y guiar nuestras conversaciones estratégicas de manera efectiva.

Si queremos que la estrategia tenga un impacto real, necesitamos cambiar el enfoque:

Involucrar activamente a los actores clave, desde el inicio y en cada etapa.
Repensar la estrategia como un proceso continuo, no como un ejercicio estático.
Generar compromiso desde el inicio, promoviendo una participación genuina.

Las organizaciones no pueden darse el lujo de perder tiempo en planes desconectados de la acción. La falta de un enfoque ágil y colaborativo no solo frena la innovación, sino que también significa pérdida de valiosas oportunidades.

¿Cómo son los procesos de planificación estratégica en tu organización?