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Publicado en Estrategia
Martes, 22 de Abril del 2025

La trampa de la acumulación de datos: cómo evitar ahogarse en información sin generar valor

La trampa de la acumulación de datos: cómo evitar ahogarse en información sin generar valor

¡Somos data-driven! ¡Los datos nos mueven! Exclamaciones que he escuchado y leído como un deseo intrínseco de muchas empresas, pero que, cuando rasgamos un poco detrás de sus estructuras organizacionales, descubrimos que no han sido más que meras declaraciones. En la práctica, muchas organizaciones están ahogadas en datos, sin claridad sobre cómo aprovecharlos, atrapadas en lo que podríamos llamar la trampa de la acumulación de datos.

Manuel Castells destaca que, en esta nueva sociedad digital, la generación de datos alcanza niveles inimaginables. Ya no hablamos sólo de información derivada del esfuerzo humano, sino especialmente de la agilidad que nos dieron tecnologías como CRMs, ERPs, sistemas de Business Intelligence (BI), entre otros. Con el internet de las cosas, los datos ya no provienen únicamente de interacciones humanas: se generan datos de máquinas para otras máquinas, muchos de los cuales posiblemente nunca lleguemos a ver o utilizar.

Si bien la falta de información puede limitar la toma de decisiones, el exceso de datos también representa un problema. Peor aún cuando estos datos no se clasifican ni se procesan adecuadamente. No saber para qué generamos datos ni cómo transformarlos en información útil nos lleva a la parálisis analítica. Y, a pesar de invertir en tecnologías sofisticadas, muchas organizaciones olvidan invertir en el desarrollo de capacidades humanas para interpretar los datos, lo que refuerza el problema.

 

¿Por qué acumulamos tantos datos?

Sea por moda o por la creencia de que "más es mejor", lo cierto es que, en la práctica, la acumulación indiscriminada no agrega valor. Peor aún, puede reforzar modos de trabajo ineficientes o, en el peor de los casos, alimentar prejuicios existentes y agendas personales que poco tienen que ver con los objetivos estratégicos de la organización.

Romper esta inercia requiere alcanzar una mayor madurez e inteligencia organizacional. Es necesario comprender el proceso de toma de decisiones y cómo los datos deben intervenir en él, estableciendo estructuras claras para su recolección, procesamiento e interpretación.

 

Antes de recolectar datos, definamos el problema

Es intuitivo pensar que recolectamos datos porque creemos que nos ayudarán a resolver algún problema o desafío. Pero antes de lanzarnos a acumular información, el primer paso es identificar cuidadosamente el tipo de problema que enfrentamos.

Ronald Heifetz, profesor de liderazgo en Harvard, distingue entre dos tipos de desafíos, cada uno con implicancias diferentes para la gestión de datos:

  • Desafíos técnicos: Son problemas conocidos, con soluciones basadas en la experiencia y el conocimiento técnico. La responsabilidad de resolverlos recae en expertos y especialistas.

Ejemplos: optimizar el rendimiento de una máquina en producción, hacer más eficiente la recolección de residuos o incrementar donaciones en una ONG.

En estos casos, los datos relevantes se definen claramente y sirven para medir mejoras en periodos específicos.

  • Desafíos adaptativos: Son problemas complejos, dinámicos, de causas profundas, donde no existe una única solución. Se requiere aprendizaje continuo, colaboración y tolerancia a la incertidumbre.

Ejemplos: reducir el uso de plásticos en una industria, mejorar la salud pública de una comunidad o promover el compromiso educativo en la era digital.

Aquí, los datos deben irse ajustando a medida que avanza el proceso de solución, y su recolección es parte de un enfoque estratégico y colaborativo.

 

Datos estratégicos, no datos acumulados

Para salir de la trampa de la acumulación de datos, la primera pregunta clave que debemos hacernos es: ¿qué problema estamos tratando de resolver?

  • Si es técnico, definamos qué datos necesitamos, cómo los recabamos, quiénes son responsables y cómo analizarlos de forma sistemática.
  • Si es adaptativo, construyamos procesos colaborativos, donde los datos sean una herramienta de aprendizaje dinámico y estratégico.

En contextos adaptativos, como señala Edward Morrison, es fundamental involucrar a múltiples actores, generar sinergias y liderar procesos estratégicos ágiles. Revisar avances cada treinta días, aprender y ajustar, se convierte en la clave para lograr resultados reales en entornos complejos y cambiantes.

 

Reflexión final

Estamos en la era de los datos. Se dice que quien controla los datos tiene el poder, pero lo cierto es que los datos sin sentido no son nada.

Si tu organización ha caído en la trampa de acumular datos de forma indiscriminada, es hora de repensar este aspecto clave: organizar los datos no solo da mayor disciplina y claridad, sino que abre puertas al aprendizaje, a nuevas perspectivas y a una creatividad renovada, tan necesaria en las organizaciones de hoy.

¿Cómo se gestionan los datos en tu organización?