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Publicado en Estrategia
Miércoles, 28 de Mayo del 2025

Del sueño de los robots a la realidad de la IA: ¿Qué nos espera?

Del sueño de los robots a la realidad de la IA: ¿Qué nos espera?

Desde siempre, el ser humano ha estado fascinado por los robots. Obras literarias como La Casa de Vapor de Julio Verne, la saga de Bruna Husky de Rosa Montero, o películas como iRobot, Futurama y Wall-E, han capturado esta fascinación, y en muchos casos, inspirado avances en la robótica. Hoy, humanoides como Sophia, Erica y Ameca son el resultado de esa fascinación, pero también de la ambición humana por replicar la inteligencia humana a través del desarrollo tecnológico.

Aunque los avances en robótica han logrado replicar ciertos movimientos humanos, en el ámbito de la inteligencia todavía estamos lejos de alcanzar los niveles complejos de los seres humanos, como las emociones y la creatividad. Sin embargo, Hiroshi Ishiguro predice que “cada vez más se difuminarán los límites que separan a los humanos de los robots” (Schneider, 2019), especialmente si consideramos el rápido ritmo de aprendizaje que las máquinas están logrando.

La inteligencia artificial generativa, a través de los grandes modelos de lenguaje, representa uno de los avances más significativos de las últimas décadas. Esta evolución comenzó a principios del siglo XX, cuando visionarios como Allen Newell, John McCarthy, Marvin Minsky y Herbert Simon sentaron las bases de lo que hoy conocemos como inteligencia artificial. A finales del siglo XX, el aprendizaje automático y el uso de redes neuronales permitieron que las máquinas comenzaran a aprender por sí mismas. En los años 2000, el aprendizaje profundo, inspirado en el funcionamiento del cerebro humano, permitió a los modelos aprender de grandes volúmenes de datos y realizar tareas cada vez más complejas. El hito clave llegó en 2017 con la introducción de los transformadores, que revolucionaron el campo, y un año después OpenAI presentó su primer transformador generativo pre-entrenado, marcando un antes y un después.

Las aplicaciones de la inteligencia artificial parecen casi infinitas. Una de las más destacadas es el marketing, donde la creación de contenido se ha acelerado y optimizado. Además, la IA, cada vez más, demuestra ser una solución eficaz en el diagnóstico médico y el cuidado de personas mayores, con proyectos exitosos en Japón, Europa y Estados Unidos. Pero quizás lo más interesante, si los humanos en general no somos racionales cuando tomamos decisiones complejas, es cómo la IA nos podría ayudar a decidir en aspectos fundamentales de nuestras vidas, como la alimentación, la salud y las finanzas.

Es innegable que la IA está revolucionando muchos aspectos de nuestra vida. Estamos viviendo transformaciones sociales que, aunque aún poco comprendidas, están alterando nuestra forma de interactuar con el mundo. Sin embargo, junto con los beneficios, surgen preguntas cruciales: ¿Realmente existe transparencia en la programación de la inteligencia artificial? ¿Podría convertirse en un mecanismo de control o vigilancia? ¿Estamos abriendo la puerta a nuevas formas de destrucción masiva? Y, sobre todo, ¿cuáles son los límites éticos de su desarrollo?

Hoy no tenemos respuestas claras sobre lo que nos depara el futuro de la inteligencia artificial, pero lo cierto es que las incertidumbres superan a las certezas. Como sociedad, no podemos dejar de cuestionar las pautas éticas que deben regir el desarrollo y la aplicación de esta tecnología. Si bien muchos ven en la IA una forma de “razón pura”, es necesario que empecemos a abordar cuestiones fundamentales “antes de convertirnos en esclavos de nuestra propia tecnología” (Thomas Metzinger, Schneider, 2019) o incluso antes de que se convierta en una herramienta de manipulación y control en manos de grandes poderes económicos.

Todo cambio genera resistencias, hasta que podemos ver sus beneficios reales. La inteligencia artificial parece haber ganado rápidamente nuestra confianza, incluso generando un gran entusiasmo. Sin embargo, no debemos permitir que ese entusiasmo nuble nuestra visión crítica. La discusión sobre los desarrollos y aplicaciones de la inteligencia artificial es crucial, y en este proceso, la educación desempeña un papel esencial.